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Esclavos nuevos, tradición antiquísima

Según investigaciones, más de 30 niños cruzan la frontera entre Benín y Nigeria cada dos meses. De ellos, el 95% son niñas, la mitad menores de 15 años. El 45% de ellas nunca asistió a una escuela. En Lagos y en Abidjan (en Côte D'Ivoire) se han desarrollado prósperos mercados de niños esclavos, que ocasionalmente han llevado su mercancía hasta Europa, con el pretexto de que los niños van a participar en torneos deportivos o, en un caso, de que irían a una audiencia pública en el Vaticano, con el mismo Papa. En estas sociedades del oeste de África (por ejemplo en Benín, varones de mediana edad todavía proveen de dinero para matrículas de educación, libros o vestimenta a cambio de ayuda doméstica) las prácticas comunitarias parecen haber cedido lugar a otra no menos antigua, ya que hoy, como lo hicieran desde el siglo XV al XIX, los barcos de esclavos suelen anclar en Cotonou, Benín. Los africanos siguen cazando africanos para venderlos. En aquellos siglos los niños y mujeres no eran enviados en barcos transoceánicos sino que permanecían en el mercado "interno". Aunque en la actualidad existe una demanda global de materia prima producida por esclavos adultos, ellos no son objeto de una demanda evidente; los niños han ocupado su lugar en el mercado africano.

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