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¿Qué es el ALCA?

Empezamos por lo más elemental: se trata de una sigla que significa: Área de Libre Comercio de las Américas.
A: Por el Área que abarcará: desde Tierra del Fuego a Alaska. LC: Por lo de Libre Comercio, que "posibilitará" a las pequeñas y medianas empresas de los países miembros "competir en igualdad total de condiciones" con los grandes monopolios transnacionales cuyo centro operativo está en los Estados Unidos y, por extensión, en Canadá. Y la A final: Por lo de las Américas, que indica qué países lo integrarán. Por supuesto la condición necesaria y suficiente es la de ser país dependiente o sometido. Por tal razón Cuba queda excluida. Es la consolidación de aquel "América para los Americanos (del Norte)".


El Área de Libre Comercio de las Américas o ALCA fue el nombre oficial con que se designaba la expansión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Estados Unidos, México y Canadá) al resto de países del continente americano excluyendo a Cuba.
A partir de la cumbre de 2005 en Mar del Plata el ALCA entró en crisis, al punto que muchos ya lo consideran como un proyecto muerto.

Objetivos
El Perú, al igual que otros 33 países del continente americano, está comprometido en la conformación de una Area de Libre Comercio de las Américas, participando en los Grupos de Negociación de:
Acceso a mercados.
Política de competencia.
Inversión.
Agricultura.
Subsidios, antidumping y derechos compensatorios.
Compras del sector público.
Propiedad intelectual.

Reseña Histórica:
El proyecto «Area de Libre Comercio de las Américas» se originó en la ciudad de Miami en diciembre de 1994.1 En su versión original contemplaba la gradual reducción de las barreras arancelarias y a la inversión en 34 países de la región, todos menos Cuba, y los países independientes. Con el paso del tiempo, el cambio de gobiernos en América del Sur complicó las negociaciones y en la Cumbre Extraordinaria de las Américas celebrada en Monterrey, México, se acordó implementar una versión menos ambiciosa para el 1 de enero de 2005 y que la presidencia del proceso se compartiera entre los Estados Unidos y Brasil.
El ALCA, es un viejo proyecto de EEUU sobre el resto del continente, cuya primera manifestación data de 1885, y estuvo muy cerca de concretarse entre 1889 y 1890, pero no sucedió por la oposición del gobierno argentino, presidido entonces por Miguel Ángel Juárez Celman. El delegado argentino a la Conferencia Panamericana Roque Sáenz Peña, declaraba «tratar de asegurar el comercio libre entre mercados carentes de intercambio sería un lujo utópico y un ejemplo de esterilidad». El cubano José Martí ya había advertido que «tendría que declararse por segunda vez la independencia de la América Latina, esta vez para salvarla de los Estados Unidos».
A principios del año 2004, varias ciudades competían por obtener la sede, entre ellas Miami, Atlanta, Colorado Springs, Chicago y Houston en los Estados Unidos; Puebla y Cancún en México; Puerto España (Trinidad y Tobago), San Juan en Puerto Rico y la ciudad de Panamá.
La integración al mercado latinoamericano por parte de América del Norte supone una población de 800 millones de personas y un Producto Interno Bruto (PIB) combinado de US$ 21.000 miles de millones anuales.
Aquellos que apoyan el ALCA dicen que es un tratado que quiere impulsar el comercio entre las regiones reduciendo los aranceles, pero no se puede decir que en un primer momento tenga consecuencias traumáticas pero sí que es un paso hacia el desarrollo a través de las transacciones comerciales que impulsarán la especialización, la competitividad, la desaparición de monopolios, la mejora del nivel de bienestar de la población y un desarrollo de las infraestructuras.

La IV Cumbre de las Américas que se llevó a cabo en la ciudad de Mar del Plata, Argentina entre el 4 y el 5 de noviembre de 2005, produjo una declaración final que en verdad son dos contrapuestas: incluye una mención a favor de la reapertura del ALCA presentada por Panamá y apadrinada por EEUU, y otra del Mercosur y Venezuela, en la cual destacan las asimetrías existentes entre las economías del continente que dificultan la puesta en marcha de un área de libre comercio. «Estoy un poco sorprendido. Acá pasó algo que no tenía previsto», le dijo George W. Bush a Néstor Kirchner, en ese momento presidente de Argentina y de la Cumbre, a manera de despedida. Lo que había sucedido era que Estados Unidos no pudo imponer una mención de reapertura del ALCA en el documento final.

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