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La ética como factor fundamental de la responsabilidad social empresarial

Un elevado compromiso con la comunidad implica una alta dosis de ética en la acción empresarial. No existe RSAC sin ética, aun si se realizan inversiones millonarias.
¿Qué es la ética? Giraldo (2001:1) la define como «el desarrollo propio, sin atentar contra el libre desenvolvimiento de los demás, es decir es meramente subjetivo». Esto significa desarrollarse, pero sin perjudicar en ese desarrollo a otras personas o instituciones.
Por lo tanto, un comportamiento ético consiste no sólo en evitar y combatir la corrupción, como se concibe normalmente, sino en respetar las libertades, los anhelos y las potencialidades de los demás.
Según López (2001), ello implica que si en la práctica una empresa quiere actuar en forma ética debe:
• Vivir de acuerdo con cinco valores fundamentales: igualdad, libertad, diálogo, respeto y solidaridad.
• Tener valores comunes para sus miembros.
• Luchar por alcanzar la satisfacción de todos los agentes involucrados, internos y externos, directa o indirectamente.
• Asumir la responsabilidad de sus actuaciones.
• Respetar la palabra antes que lo escrito. Si bien estos cinco principios pueden ser adaptados para el individuo, si pensamos en los directivos y trabajadores de una institución añadiríamos otro principio: «Ser coherente y predicar con el ejemplo».
Sin embargo, la ética no sólo debe estar presente en las relaciones externas (por ejemplo, combatir la corrupción) de la empresa, sino también en el trabajo que se desempeña al interior de ella. En consideración a esto, y no siendo este un artículo sobre ética, asumiremos implícitamente que cada paso que conduce a una estrategia y una acción de RSAC es eminentemente ético. De no ser así, ya no estaríamos ante una estrategia de RSAC.

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