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La recesión en Holanda

La zancadilla que le ha puesto el populista, islamófobo y antieuropeo Geert Wilders ha hecho caer al primer ministro liberal holandés Mark Rutte, con posibles consecuencias para el conjunto de la eurozona. Holanda es de los pocos países del euro que quedan con una calificación AAA de su deuda pública, y Rutte un estrecho aliado de Merkel en defensa de una estricta política de austeridad.

La recesión en Holanda ha llevado a que el déficit previsto para 2013 aumente hasta un 4,6%, cuando Rutte, al frente de un Gobierno minoritario, estaba empeñado en bajarlo al nivel objetivo del 3%. Es un empeño doctrinario, que le ha llevado a plantear un recorte, el segundo en un año, de 16.000 millones de euros. La oposición de centro-izquierda, pide, como alternativa, que el plazo se alargue dos años más y que en vez de aumentar el IVA y reducir las prestaciones sanitarias, se incrementen los impuestos a las rentas más altas. Todo esto refleja que la política de austeridad está sometida a debate en toda la UE, ahora de la mano de los populistas.

Tras siete semanas de negociación, Wilders, ha retirado su necesario apoyo en el Parlamento con un ataque a “los burócratas en Bruselas”. Intenta así presentarse como un partido contra la inmigración, pero no a la derecha en términos económicos. Marine Le Pen no está sola en Francia. En Holanda, y en otros países, tiene partidos populistas hermanos, como ella, nada fiables. El holandés, como la francesa, se mueve por impulsos puramente electoralistas y no retrocede en las encuestas.

La salida es un difícil y amplio acuerdo en el Parlamento que Rutte puede plantear hoy, o unas elecciones anticipadas, en junio o en septiembre, que llevarán a largas negociaciones para una nueva coalición. Con lo que la estricta Holanda retrasará su ratificación del tratado sobre el fondo de rescate europeo y del pacto fiscal, e introducirá una nueva incertidumbre en un panorama europeo ya de por sí muy incierto.

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