Los estragos de la economía china parece no tener fin. Al hundimiento de las principales bolsas del gigante asiático se le suma ahora un retroceso de un 26,5% en su Producto Interior Bruto (PIB) con respecto al mismo periodo del año pasado, según los datos publicados por el Servicio de Estadísticas y Censo Local de la antigua colonia Portuguesa.
Un espectacular descenso para esta ciudad autónoma que cuenta con una economía especialmente dependiente del sector terciario que ejerce de motor económico de manera hegemónica. Pese a que el juego es una práctica tremendamente arraigada en la cultura china, Macao es la única región del país en la que esta lucrativa actividad se encuentra regularizada y legalizada debido su excepcional status político-económico de "Un País dos Sistemas" y del que tan sólo existe replica en Hong Kong.
Esta excepción ha dado lugar a que la ciudad se haya convertido en una suerte de Las Vegas del lejano oriente, sólo que mucho más lucrativa y con unos ingresos derivados de esta actividad (45.000 millones de dólares sólo en 2014) que han llegado a multiplicar por siete los de la ciudad del estado de Nevada. Unos casinos que, además, se encuentran enfocados hacia un público de muy alto nivel adquisitivo (la apuesta mínima media en las mesas no VIP de los casinos en Macao es de 250 dólares, según la CNN) procedente de la zona de la China continental.
Macao cuenta con una economía extremadamente dependiente del juego dónde más del 80% de los ingresos gubernamentales proceden de los casinos.Una práctica extremadamente lucrativa durante la expansión de este negocio ya que en las épocas de superhabit la administración reparte dividendos entre la población que, además, trabajan en su mayoría en negocios relacionados con este sector.
Sin embargo la falta de su diversificación se ha tornado ahora en debilidad ya que la caída del 40,1% del juego con respecto al mismo trimestre del año anterior ha supuesto un varapalo para su Producto Interior Bruto. Un desplome que ha lastrado a otras actividades íntimamente relacionadas con esta industria como el turismo, que ha experimentado una caída del 21,5% respecto al pasado ejercicio.
A pesar del desplome de los casinos y otras actividades relacionadas como las apuestas, el juego continúa proporcionando una suculenta fuente de ingresos para Macao que a finales de 2015, de acuerdo con las estimaciones de Morgan Stanley, llegará a quintuplicar los ingresos que esta actividad proporciona a Las Vegas alcanzando los 33.000 millones de euros.
La campaña anticorrupción
Esta pronunciada caída en el Producto Interior Bruto de esta Región Administrativa Especial de China tiene sus orígenes en la campaña anticorrupción emprendida por el decimoctavo Congreso Nacional del Partido Comunista de China en 2012 abandera personalmente su primer ministro, Xi Jingping, que persigue el robo, el cobro de comisiones irregulares, la fuga de capitales, el pago de sobornos y otras actividades ilícitas por parte de a funcionarios públicos y empresarios. Un factor con el que confluyen otros de menor importancia como un leve endurecimiento de la normativa para que los ciudadanos chinos puedan obtener un visado para Macao, así como la prohibición de fumar dentro de las salas de juego.
Desde la promoción del 'boom' de los casinos del año 2002 hasta el inicio de la campaña anticorrupción, el PIB de Macao ha venido registrando espectaculares incrementos: 27,5% en 2010; 21,3% en 2011; 9,2% en 2012 y 10,7% en 2013.Sin embargo, cuando en 2014 comenzaron a sentirse los efectos de la campaña anticorrupción, el PIB de la antigua colonia Portuguesa se contrajo un 0,4%. Una tendencia que se agravó durante el primer trimestre de este año, con una caída del 24,5% que, sumada al descenso de 26,5% durante el segundo trimestre, arrojan una contracción de su economía del 24,5% a lo largo de la primera mitad de 2015.
Unas cifras que prácticamente en cualquier país habrían tenido unos efectos devastadores en el mercado de trabajo y en la economía de las familias pero no en Macao. Sus 660.000 habitantes gozan de pleno empleo con una tasa de paro del 1,8% y tan sólo ha aumentado un 0,1% pese a la caída del PIB. Una anomalía que se explica por la cultura empresarial de esta antigua colonia portuguesa que intenta evitar a toda costa los despidos en la plantilla.
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