Sudáfrica no es noticia únicamente por el advenimiento de la Copa del Mundo 2010, sino que también por sus problemas de energía. El país más sureño del continente africano enfrenta serios problemas energéticos que alcanzaron su mayor expresión en los apagones del 2008, que pusieron en una situación crítica al país.
El país busca alternativas, y ha buscado ayuda con el Banco Mundial para construir una planta de carbón con la que generar energía para alimentar al país. De hecho, el banco ha accedido a prestarle US$3.75 mil millones para construir la planta, además de algún otro proyecto energético interesante. La planta generará 4.800 MW, y será dirigida por la compañía estatal Eskom.
El Banco Mundial apoya firmemente el proyecto, y la propuesta fue respaldada por Arabia Saudita, India y China. Sin embargo, algo muy paradójico ocurrió al otro lado del mundo.
Grupos ambientalistas y Estados Unidos se opusieron firmemente a la propuesta alegando razones medioambientales. Lo de los grupos no es nuevo, y es coherente con su filosofía. ¿Pero Estados Unidos? Vamos, estamos hablando de uno de los escasos países que no reconoce ni siquiera el Protocolo de Kyoto, y además el país más contaminante del mundo.
Además, US$3.05 mil millones van destinados a la planta, pero el resto se destinará a construir proyectos de energía solar y energía eólica, área esta de las energías renovables en la que las políticas estadounidenses dejan mucho que desear.
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