Un estudio de la Comisión Europea sitúa a España entre los países de la unión con el índice más alto de población joven que ni estudia ni trabaja. La formación juega en nuestra contra si no estamos al día. No es que no sirvamos para ello, pero nos falta la titulación.
Países como Bulgaria, Italia e Irlanda se encuentran en el mismo nivel. La población entre 15 y 24 años que debería estar estudiando no lo hacen. En Dinamarca o en los Países Bajos, el porcentaje es muchísimo menor. En España estamos en el 14% y ellos están en el 4%. Por otra parte, nuestra tasa de paro juvenil es de casi un 41% y la de los Países Bajos es de 8,5%.
Las diferencias entre España y Holanda residen en una clara desventaja de nuestros jóvenes, que se enfrentan a un mercado laboral donde se destruye el empleo juvenil. Un empresario prefiere contratar a alguien con la correcta formación antes de mantener un puesto de trabajo con un joven sin título ni formación.
La culpa del paro no es sólo de la crisis. Contratos precarios, de corta duración y mal pagados fueron la tónica general previamente a esta situación. La falta de formación nos situó en una tasa de desempleo del 21’3%.
Los jóvenes son los primeros en ser despedidos, ocupan puestos de trabajo forzosamente a media jornada en muchas ocasiones y la única manera que tienen de salir de este “marrón” es moverse.
El ejecutivo comunitario propone hacer de la educación y de la formación la manera de reactivar esa situación. Si no es posible trabajar, al menos que sí que lo sea estudiar. Las acciones que ha propuesto la Unión se centran sobre todo en ayudas y programas como Erasmus, Leonardo da Vinci, etc., que irán destinados a niveles medios y altos.
Se está hablando de “carnet joven para estudiante en el extranjero”, llamado “Juventud en movimiento”. También se cederían préstamos a través del Banco Europeo de Inversiones, o ayudar en la creación de autoempleo dando apoyo a los autónomos.
Conseguir trabajo no es fácil, y menos aún cuando se es joven y se quiere encontrar un trabajo que nos guste. La formación es clave y cuando se sabe qué cursar, qué se quiere estudiar, no es algo que se tenga que convertir en un problema.
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