Ahora que la mayoría de los principales bancos centrales del mundo desarrollado se han comprometido a alguna variante de flexibilización cuantitativa indefinida, podemos comenzar a hacer algunas predicciones concretas acerca de los efectos que esto tendrá en Asia.
En general, Occidente ha emprendido la flexibilización cuantitativa (QE) para estabilizar los mercados de deuda que están desinflándose. Así que eso hará poco para estimular realmente el crecimiento económico sostenible.
Sin embargo, la incertidumbre en cuanto a si los bancos centrales actuarían agresivamente contuvo a muchos mercados emergentes desde hace meses. Esto es lo que puede suceder en las próximas semanas.
China ha estado bajando las tasas de interés, pero no puede permitirse el lujo de imprimir dinero para comprar bonos al igual que han hecho otros bancos centrales.
El Banco Central de China todavía puede anunciar más estímulo fiscal, debido a su fuerte superávit comercial. El reciente plan de gastar 156,000 millones dólares (mdd) en infraestructura nacional es significativo, pero en comparación con la cantidad de dinero que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) puede terminar desembolsando, la cifra es irrisoria.
La situación política de China está demostrando ser más volátil de lo que pudimos haber pensado originalmente, toda vez que su respuesta a la compra de Japón de las islas Senkaku parece completamente desmesurada con el nivel de amenaza o incluso afrenta que ello representa. Habla de un partido que necesita redirigir la ira hacia su propia mala gestión de la economía.
Que esto ocurra tan sólo unos meses después de que Japón y China firmaran el más radical acuerdo comercial y de divisas que China ha firmado con otro país me parece muy extraño.
La respuesta de Japón al anuncio de la Fed de una nueva flexibilización cuantitativa fue ampliar su actual programa de QE por otros 10 billones de yenes (128,000 mdd). Eso puede parecer mucho, pero es un monto incluso inferior al más reciente programa de estímulo de China.
Esto sugiere que el Banco de Japón no está interesado en imprimir hasta la inconsciencia al mismo ritmo que la Fed y el BCE, y que Japón manejará la apreciación del yen mientras traslada su enfoque hacia un mayor comercio regional.
Japón y China son los mayores socios comerciales uno del otro, lo que hace que esta disputa sobre las islas Senkaku parezca fabricada a fin de obligar a los japoneses a elegir un bando en la creciente guerra fría entre Estados Unidos y China.
Hasta el momento, Japón ha intentado colaborar con ambas partes. Ayuda a internacionalizar la moneda china, el yuan, y le está ofreciendo a China una clara alternativa a los bonos del Tesoro estadounidense con sus propios bonos nipones. Al mismo tiempo, Japón ha aumentado su compra de bonos del Tesoro, adquiriendo notas por valor de más de 200,000 mdd en los últimos doce meses.
Pronostico que el Banco de Japón seguirá tratando de posicionar el yen como una moneda de reserva regional alternativa conforme otros países asiáticos como Tailandia, Malasia e Indonesia tratan de disminuir su dependencia de la economía estadounidense.
Al mantener la fortaleza del yen frente al euro y el dólar, Japón puede atraer capital del exterior y utilizarlo para moverlo por toda Asia.
Debería haber suficiente dinero en la región para que los países asiáticos puedan continuar su comercio con Occidente en los niveles actuales mientras, por otro lado, se centran más en el crecimiento regional.
Las economías de Indonesia, Tailandia y Malasia ya están creciendo este año por encima de las expectativas a pesar de la volatilidad de sus monedas por el temor sobre Europa.
Ahora que las preocupaciones sobre Europa han empezado a menguar, estos países, así como las mejores empresas en ellos, deberían tener pocos problemas para obtener capital mediante la venta de bonos.
Los comodines en Asia son Hong Kong y Singapur. Ya estamos viendo señales de una burbuja inmobiliaria en Hong Kong gracias a cuatro años de tasas de interés cercanas a cero, según mandato de la política de la Fed. Esto se debe a que el dólar de Hong Kong está nominalmente vinculado al dólar estadounidense.
Ahora que la Fed ha puesto en marcha un programa que depreciará aún más el dólar -y ampliará su ya inflado balance- Hong Kong está siendo forzado a reevaluar su paridad fija.
Si no se hacen cambios, esta situación podría dar lugar a una burbuja inmobiliaria todavía mayor. Lo que acarrearía problemas de préstamos para los bancos de Hong Kong similares a los que sufren Estados Unidos, Europa, China y, en menor medida, Singapur.
Dado que la Autoridad Monetaria de Singapur (MAS) ató sus tasas de interés a las de la Fed, su economía es vulnerable a una burbuja inmobiliaria como la de Hong Kong. La inflación actualmente está por encima de 4% y recientemente ha superado el 5%.
Aun cuando los bancos de Singapur están muy bien capitalizados y sus reservas de divisas son superiores a su PIB anual, la política QE3 de la Fed añadirá presión sobre una economía que ya está enfrentando un lento crecimiento.
Pero en términos generales, la última ronda de QE es, en su mayoría, alcista para Asia, ya que crea una cierta certeza después de los últimos doce meses de incertidumbre extrema.
A pesar de que las acciones de los bancos centrales de Occidente parecen indicar que sus economías están en peor forma de lo que la prensa dice, el mero hecho de que la Fed y el BCE hayan actuado debería tranquilizar a los inversionistas en toda Asia
Peter Pham, especialista en mercado de capitales y empresario con experiencia en ventas y trading institucional, es el autor de AlphaVN.com, un blog de inversiones centrado en Vietnam y otros mercados del sudeste asiático.
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