El Producto Interno Bruto de Brasil aumentó 1,5% entre abril y junio, respecto de los tres meses previos, su mayor alza desde el primer trimestre de 2010, informó la agencia de estadísticas.
Esto superó las estimaciones de los analistas y fue resultado del estímulo del gobierno, que apuntaló la inversión, y de la reciente depreciación de la moneda, el real, lo que impulsó el panorama de las manufacturas. Respecto del mismo período del año anterior, el país creció 3,3%.
La presidenta Dilma Rousseff ha reducido los impuestos a las nóminas e impulsado préstamos subvencionados a las empresas en su intento porque la economía deje atrás dos años de desaceleración, antes de las elecciones de 2014.
Esos esfuerzos están siendo minados por una inflación persistente, que está cerca de 6,5%, el techo del rango meta del gobierno y está forzando al banco central a subir las tasas de interés. El real se ha depreciado más que cualquiera de las principales monedas mundiales en los últimos tres meses, colocando mayor presión sobre los precios.
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