Por octavo mes consecutivo, los precios a los consumidores en China se mantuvieron por debajo de la meta oficial, mientras que los precios a los productores anotaron su menor caída en seis meses, lo que refleja un repunte tras la desaceleración del país en el primer semestre y que le da espacio a los líderes para añadir estímulo de ser necesario.
La Oficina Nacional de Estadísticas informó que el índice de precios al consumidor subió 2,6% en agosto, lejos del objetivo anual de 3,5%. En tanto, el índice a los productores cayó 1,6%, completando 18 meses de retrocesos.
La cifra sugiere que la desaceleración de la segunda economía del mundo podría haber tocado fondo, ayudada por medidas de estímulo específicas y por signos de una mejor demanda externa.
“La tendencia de estabilización en la economía está siendo más clara”, expresó en un comunicado Yu Qiumei, estadístico senior de la agencia gubernamental.
Una inflación suave le da al primer ministro Li Keqiang espacio suficiente para intervenir si es que el reciente repunte es temporal.
“La inflación al consumidor de China será bastante estable en los próximos meses y no se convertirá en un gran tema para las autoridades”, comentó a Bloomberg Steve Wang, economista jefe para China de Reorient Financial Markets. Wang agregó que el índice de los productores “podría volver a terreno positivo hacia fin de año gracias a la mejor demanda en varias industrias”.
El dato también le permitiría al Banco Popular de China responder a cualquier shock que pudiese surgir cuando la Reserva Federal de Estados Unidos comience a reducir su estímulo monetario.
Sin embargo, los analistas creen que es poco probable que haya un cambio radical en la política debido a las preocupaciones por el creciente precio de las propiedades y luego de los esfuerzos de controlar la banca en las sombras.
“No hay señales de algún cambio en política monetaria”, aseguró a Reuters Jerry Hu, economista de Shanghai Securities. “Creo que las condiciones monetarias serán más estrechas, probablemente a través de una combinación de ajuste cuantitativo y bajas tasas de interés”.
La desaceleración en la tasa de deflación fue tomada como nueva evidencia de una posible estabilización de la economía y los analistas esperan datos sobre inversión y producción industrial para buscar más señales de que la actividad tocó fondo.
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