Un quiebre en la confianza. Así describe un analista financiero lo que ha sido la relación de Argentina con el mercado internacional en el último tiempo. Y ello se ha expresado en el nivel de riesgo que exhibe el país trasandino, que en un año muestra un avance importante.
Desde enero del año pasado, el riesgo país ha pasado desde 450 puntos hasta más de 1.000 puntos. Asimismo, los CDS -los seguros contra el no pago de deuda- se ubican por encima de los 1.800 puntos, siendo sólo superado por Grecia -con sus problemas fiscales conocidos por todos- que está sobre los 7.300 puntos.
La desconfianza hacia las cifras oficiales por parte del sector privado ha estado en el centro del recelo que se ha visto a contexto internacional. En todo caso, hay que recordar que el FMI le ha pedido a Argentina que mejore la calidad sus estadísticas, dándole incluso un plazo -al 17 de diciembre- para poner en orden sus indicadores.
En el ámbito interno, las cosas no son menos complicadas. Las medidas cambiarias que ha adoptado el gobierno de Cristina Fernández no han evitado que continúe la fuga de capitales. Desde fines de octubre, los bancos de ese país han perdido un 46% de sus depósitos en dólares.
Se suma el mayor descontento que existe entre la ciudadanía y la baja en el apoyo que exhibe la mandaria argentina, que mañana deberá enfrentar una marcha ciudadana a nivel nacional. Y en todo este contexto, la economía argentina se ha resentido. El PIB pasó de 8,9% en 2011 a un crecimiento nulo en el segundo trimestre de este año.
No es irrevelante que a Argentina le vaya mal. No ganan ni los argentinos ni los otros países de la región.
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