Origenes
En la época moderna los gobiernos han mostrado interés en intervenir sobre el proceso económico
La intervención del Estado en el sistema económico se ha dado prácticamente desde la aparición en cuanto organización social máxima de éste. Ya en la antigua Grecia, los Imperios Romano y Vizantino tenían un Estado interventor, lo mismo en la Edad Media, etc., En un principio simples motivos políticos y militares llevaron a los gobiernos a participar en la producción (fábricas de armas por ejemplo) e intentar controlar las actividades comerciales. La época mercantilista se caracterizó precisamente por el excesivo intervensionismo estatal, denunciado posteriormente por los economistas clásicos.
La economía clásica y los fisiócratas pugnaron por el laisse faire que implica la nula intervención del Estado en los asuntos económicos, salvados los aspectos necesarios para la subsistencias de la sociedad, como era para asegurar la paz exterior e interior y la garantía de la propiedad.
A pesar de la propuesta de los clásicos, el Estado tuvo que intervenir en varios aspectos de la economía en el siglo XIX. Debido al impacto de la industrialización, los gobiernos (el inglés en primer lugar) tuvieran que intervenir para paliar las pésimas condiciones de trabajo de la clase obrera; la factory reform inglesa de la década de 1830 y 1840 limitó el empleo de los niños y las horas de trabajo diario y reguló el empleo de las mujeres, al tiempo que nombró inspectores de fábricas; la ley de salud pública de 1848 estableció normas que permitían la intervención del estado en este campo.
Con el surgimiento del estado de Bienestar, la intervención estatal se amplió considerablemente al campo de los seguros sociales y a la intervención en el mercado de trabajo.
Pero fue a partir de la depresión de 1929 y de la Segunda Guerra Mundial cuando la intervención estatal se amplió de forma importante. El intervensionismo en las épocas de guerra y de depresión económicas amplió las funciones del Estado y aumentó el gasto público y aunque tras la vuelta a la paz cierno algunos gastos, nunca retornaban a su nivel previo.
En el periodo de entre guerras surgieron los controles del comercio exterior y las intervenciones en los mercados de divisas. En ese mismo periodo se difundió la teoría keynesiana que proponía la intervención del Estado en la economía, a través de la política fiscal y la política monetaria, para evitar la crisis de desempleo. Por último, en el periodo posbélico se difundió la participación activa en pos del desarrollo económico.
La provisión por el Estado de servicios y bienes públicos tiene una larga historia, sin embargo, es solamente después de la Segunda Guerra Mundial cuando se generaliza en Europa la convicción de que es el Estado el sujeto económico que debe impulsar el crecimiento económico. De este modo, durante los años sesenta y setentas se generó un protagonismo creciente del Estado en las actividades industriales de los principales países europeos, surgieron así las primeras manifestaciones de las "economías mixtas de mercado" que suponían que más del 16.5 % del PIB (Producto Interno Bruto)era generado por el Estado en la Europa de los setentas.
El Estado, como representante oficial de la sociedad capitalista, tiene que hacerse cargo del mando de la producción, pero básicamente de la administración de la industria y de todas las ramas de la producción para que esta ya no perteneciera a unos u otros individuos en competencia, sino por el contrario, estas ramas de la producción pasarían a manos de toda la sociedad, con arreglo a un plan general y con la participación de todos los miembros de la sociedad. Engels, advertía una tendencia hacia la rectoría del Estado sobre la economía nacional, como algo inevitable, una transición obligada hacia una forma de capitalismo de Estado.
La presencia económica y social de un aparato burocrático, fuerte, centralizado y social es un elemento constitutivo básico en la modernización capitalista, cuyas políticas estatales han afectado los mecanismos, modalidades y tasas de acumulación de capital, y los mecanismos de distribución de los frutos del progreso técnico contenido en la industria.
Causas de la intervención estatal.A lo largo del proceso de consolidación del capitalismo, ocurrió una transición compleja y con cambios profundos: la universalización del intercambio mercantil de mercancías, tierra, trabajo y capital; la formación y organización de estos mercados necesitaban de un fuerte apuntalamiento normativo para funcionar en forma adecuada. Es así como surge la organización estatal como el centro de gravedad de la remodelación de las nuevas relaciones entre las clases y los grupos sociales.
Organización y comportamiento del mercado: el mercado es una suma de racionalidades individuales no preocupadas por enfrentar los problemas de conjunto y de largo plazo del sistema. Desde la perspectiva del sistema es importante la rentabilidad, pero sobre todo crear las condiciones que la estabilicen a través de la construcción de infraestructura básica y de la producción de bienes públicos; de ahí la necesidad del Estado. El mercado no deja de tener su carácter atomizado en la toma de decisiones, menos aún en cuando las estructuras oligopólicas son dominantes y sus decisiones no garantizan una estrategia adecuada a las necesidades de la industrialización. En estas condiciones, se requiere de una instancia dotada de capacidad para organizar como un "actor colectivo" el sistema de relaciones económicas.
Distribución de los frutos del progreso técnico: en este aspecto la necesidad del Estado es significativa si consideramos la tendencia inherente a la concentración social y territorial de la riqueza. Los mecanismos por si solos acentúan la desigualdad y por ello requieren de intervenciones normativas que contrarresten esas tendencias que pueden hacer peligrar la continuidad del desarrollo.
Objetivos.
La intervención del Estado puede ser orientativa, en el sentido que incentiva a la economía privada, para que ésta realice determinadas acciones. La acción del sector público sobre la economía puede tomar la forma de regulación de los distintos procesos económicos, mediante la actividad legislativa conforme el marco institucional dentro del que se desarrolla la producción, el comercio y las finanzas o mediante la manipulación y control de las variables económicas significativas que guían la iniciativa privada, a través de la política fiscal, monetaria o comercial. Así mismo, la intervención estatal puede realizarse a través de la intervención directa del sector público en la actividad económica.
A lo largo la historia moderna el papel del Estado ha sido de diversas maneras:
Se desarrollaba el papel del Estado como gerente social de la igualdad de oportunidades, creando la estructura económica de una sociedad de bienestar que proporciona educación, sanidad y protección, mediante la generación de los subsidios y pensiones a todos los ciudadanos.
El Estado interviene en la economía para corregir situaciones de crisis originadas por la expansión de la gran industria en el siglo XIX.
Así como ha jugado diversos papeles, también ha tenido diversos objetivos, algunos de estos han sido:
La intervención del Estado tiene como finalidad aumentar el gasto público e incrementar los impuestos en una cantidad igual, es decir; sin crear un déficit público, sin aumentar la deuda pública y al mismo tiempo, generando un efecto positivo sobre el producto y el empleo. En una situación de elevado desempleo, la política económica es capaz de reactivar la producción y el empleo manteniendo finanzas públicas "sanas".
Fortalecimiento del Estado mediante las nacionalizaciones y expropiaciones de empresas; lo cual dio comienzo a la formación del sector público en los sectores claves de la economía.
El Estado debe poner orden en la economía, reorientar las políticas y adoptar medidas para reactivar las economías, salvaguardando el interés y la seguridad nacional.
El Estado crea formas institucionales que no se reducen a garantizar la maximización de la rentabilidad o a evitar la violencia en el enfrentamiento de los intereses contrarios en el seno de la sociedad, sino que reconoce la mayor complejidad social y la necesidad de establecer causes institucionales para disminuir el potencial desorganizador del desarrollo.
El Estado debe ser agente de cambio social y transformación económica. Para ello requiere de un aparato burocrático que funcione fluidamente.
A través de la empresa pública, el Estado se vuelve en sí mismo un agente de la acumulación de capital, protagonista directo en la producción, distribución y financiamiento.
El objetivo primordial de la intervención estatal se basa en el apoyo a las inversiones privadas y a la creación de infraestructura asumiendo los riesgos y promoviendo nuevas áreas de inversión.
Propiciar la participación de los diversos grupos sociales en el desarrollo, mediante la elaboración de la política económica en la cual se relacionen aspectos políticos y económicos, ya que dicha política se enfrenta permanentemente a la necesidad de regular un sistema que atienda a la inestabilidad económica, social y política. La política económica es el resultado de conflictos entre grupos y clases que tienden a consolidar, crear o disolver equilibrios político-sociales en el campo económico. Los objetivos de la política económica deben expresar los intereses substantivos de los grupos dominantes, pero también deben considerar los intereses de los grupos dominados para garantizar consenso y justificación.
Institucionalizar los procesos de política económica aprobando: objetivos, aplicando instrumentos, organizando instituciones, evaluando las acciones aplicadas, y estableciendo compromisos entre diferentes grupos sociales para procurar el equilibrio.
Planificación e intervención del estadoEl origen de la planificación en una economía de mercado debe explicarse con relación a la intervención estatal en la economía. La constante presencia estatal en la economía no se reduce sólo al aspecto legal, a las condiciones generales que permiten el libre intercambio, sino que también contempla acciones de acumulación, distributivas e inclusive productivas, ya sea por una presencia directa del Estado como productor o través de un arsenal de instrumentos, procedimientos, normas y políticas que regulan y ordenan la actividad individual.
Al Estado se ha intentado caracterizarlo mediante rasgos tales como la monopolización del poder, de la coacción física y como una instancia de administración centralizada y racionalizada, que actúa dentro de un ámbito territorial definido. Sin embargo en éstos intentos de exclusión o disminución de la importancia de la economía estatal no se puede ocultar el papel evidente que el Estado juega en la economía.
El Estado tiene dos rasgos característicos: uno interno y otro externo.
El aspecto interno resalta la constitución del Estado moderno como un proceso de diferenciación y separación de los poderes sociales ( ejecutivo, legislativo y judicial ), que surge del producto de la universalización de las relaciones mercantiles y de la formación de un sistema económico basado en la iniciativa individual, actividad que encuentra en el mercado su único instrumento regulador.
El Estado organiza las condiciones bajo las cuales los ciudadanos, en su calidad de personas privadas efectúan intercambios dando sustento al proceso productivo destinado a la satisfacción de las necesidades sociales. El Estado desarrolla y garantiza el derecho privado, el mecanismo del dinero, la infraestructura, etc.; proporciona las premisas existenciales de un proceso económico guiado únicamente por el lucro individual, pero que se legitima, sin embargo, en tanto satisface las necesidades sociales.
El aspecto externo del Estado moderno está relacionado con la forma histórica de su origen. El estado nacional surge a mediados del siglo XVI como un sistema de Estados que surgen a partir de las relaciones que se derivan del establecimiento de una economía global y del tipo de las relaciones pertinentes, que van conformando un mercado mundial.
La emergencia del Estado nacional ocurrió como un proceso sin planeación y sin el apoyo de una ideología común, sino como respuesta frente a tres situaciones que exigían la creación de estructuras institucionales capaces de conformar una voluntad unitaria superior a los intereses particulares. Estas situaciones son: los cambios de escala de la sociedad; las consecuencias de los cambios realizados en las distintas formaciones políticas y la lógica de la reproducción del sistema, en su conjunto.
Los cambios de escala de la sociedad; determinados tanto por las formas de inserción de su economía a la economía mundial, como por los efectos ocasionados en la vida social debido a los acelerados cambios ocurridos en la ciencia y en la tecnología, los que su vez determinan el volumen, la intensidad y los ritmos de la acumulación, junto con el tamaño del excedente de que dispone la sociedad.
En lo que se refiere a los cambios observados en las formaciones políticas, éstos son particularmente evidentes en época de grandes crisis económicas; como ejemplo tenemos la crisis de los años treinta y la actual. Los estragos sociales que de la depresión económica de 1930 movilizaron a grandes sociales, lo cual dio lugar a importantes modificaciones en las tareas del Estado, ya que éste a partir de una cierta modificación de las pautas de distribución para eliminar la extrema pobreza y asegurar de alguna manera las condiciones generales de estabilidad y de equilibrio económico, tuvo que aprender a la subsistencia de dichos sectores para prevenir los peligros de una transformación radical, surgiendo así el estado de Bienestar.
En la teoría económica, el surgimiento y consolidación del Estado de Bienestar se explica a través del sistema keynesiano. Keynes inicia su análisis a partir de la constatación de que el desequilibrio del sistema, en época de crisis, no puede ser superado por los mecanismos autorreguladores del mercado. Por tanto la situación de un pleno uso de los factores productivos es virtualmente imposible. En las economías de mercado disminuyen los estímulos de inversión y la propensión al consumo, con lo que se determina una reducción de la demanda global y, por ende, se origina la falta de oportunidades con respecto a la utilización plena de los factores productivos.
La demanda efectiva es la cantidad del ingreso gastada en consumo e inversión, cuando ésta es inferior al nivel del ingreso nacional, significa que una parte del ingreso nacional ha sido atesorado, existiendo un ahorro susceptible de ser transformado en inversiones reales y en consumo.
Sustento teórico.
Keynes.Keynes concede al Estado un papel central en la determinación del nivel de actividad económica (y del empleo) de los países. El contexto económico del período de entreguerras dentro del cual hace su aparición el planteamiento de Keynes, se caracterizó por un severo estancamiento económico de la Gran Bretaña, que había sido hasta entonces la gran potencia económica y militar del mundo, sufriendo tasas de desempleo que se mantuvieron persistentemente por encima del 10% entre 1920 y 1940. Por otra parte la potencia económica y militar emergente, Estados Unidos de América, debió soportar en los primeros años de la década de los treinta una crisis económica cuya tasa de desempleo llegó a ser del 25% en 1933. Dicha crisis abarcó a otros países industrializados como Alemania, Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca, Noruega y Australia cuya característica fueron las altas tasas de desempleo. El periodo de entreguerras se caracterizó por la deflación, desempleo masivo y un movimiento obrero fatigado. Estos elementos contextuales permiten entender la política económica de Keynes, en la cual la intervención del Estado en la economía está determinada por la volatilidad de las expectativas, y por lo tanto de la inestabilidad que tiene la conducta del sector privado de la economía.
Podemos concluir que ( según Keynes) para lograr el retorno del equilibrio y mantener una plena ocupación, es necesaria la intervención del Estado, ya que es éste quien puede mantener el nivel del gasto y de la inversión, ya sea controlando las tasas de interés mediante una adecuada política monetaria y crediticia y, ejercitando un control en los tipos de inversión. de este modo el Estado puede intervenir sobre la propensión al consumo aumentando el poder de compra de los sectores más pobres, a través de pensiones y subsidios, o bien, a través de una política impositiva que favorezca los ingresos mínimos.
Keynes sintetiza en dos problemas fundamentales que las economías deben resolver:
En la época moderna los gobiernos han mostrado interés en intervenir sobre el proceso económico
La intervención del Estado en el sistema económico se ha dado prácticamente desde la aparición en cuanto organización social máxima de éste. Ya en la antigua Grecia, los Imperios Romano y Vizantino tenían un Estado interventor, lo mismo en la Edad Media, etc., En un principio simples motivos políticos y militares llevaron a los gobiernos a participar en la producción (fábricas de armas por ejemplo) e intentar controlar las actividades comerciales. La época mercantilista se caracterizó precisamente por el excesivo intervensionismo estatal, denunciado posteriormente por los economistas clásicos.
La economía clásica y los fisiócratas pugnaron por el laisse faire que implica la nula intervención del Estado en los asuntos económicos, salvados los aspectos necesarios para la subsistencias de la sociedad, como era para asegurar la paz exterior e interior y la garantía de la propiedad.
A pesar de la propuesta de los clásicos, el Estado tuvo que intervenir en varios aspectos de la economía en el siglo XIX. Debido al impacto de la industrialización, los gobiernos (el inglés en primer lugar) tuvieran que intervenir para paliar las pésimas condiciones de trabajo de la clase obrera; la factory reform inglesa de la década de 1830 y 1840 limitó el empleo de los niños y las horas de trabajo diario y reguló el empleo de las mujeres, al tiempo que nombró inspectores de fábricas; la ley de salud pública de 1848 estableció normas que permitían la intervención del estado en este campo.
Con el surgimiento del estado de Bienestar, la intervención estatal se amplió considerablemente al campo de los seguros sociales y a la intervención en el mercado de trabajo.
Pero fue a partir de la depresión de 1929 y de la Segunda Guerra Mundial cuando la intervención estatal se amplió de forma importante. El intervensionismo en las épocas de guerra y de depresión económicas amplió las funciones del Estado y aumentó el gasto público y aunque tras la vuelta a la paz cierno algunos gastos, nunca retornaban a su nivel previo.
En el periodo de entre guerras surgieron los controles del comercio exterior y las intervenciones en los mercados de divisas. En ese mismo periodo se difundió la teoría keynesiana que proponía la intervención del Estado en la economía, a través de la política fiscal y la política monetaria, para evitar la crisis de desempleo. Por último, en el periodo posbélico se difundió la participación activa en pos del desarrollo económico.
La provisión por el Estado de servicios y bienes públicos tiene una larga historia, sin embargo, es solamente después de la Segunda Guerra Mundial cuando se generaliza en Europa la convicción de que es el Estado el sujeto económico que debe impulsar el crecimiento económico. De este modo, durante los años sesenta y setentas se generó un protagonismo creciente del Estado en las actividades industriales de los principales países europeos, surgieron así las primeras manifestaciones de las "economías mixtas de mercado" que suponían que más del 16.5 % del PIB (Producto Interno Bruto)era generado por el Estado en la Europa de los setentas.
El Estado, como representante oficial de la sociedad capitalista, tiene que hacerse cargo del mando de la producción, pero básicamente de la administración de la industria y de todas las ramas de la producción para que esta ya no perteneciera a unos u otros individuos en competencia, sino por el contrario, estas ramas de la producción pasarían a manos de toda la sociedad, con arreglo a un plan general y con la participación de todos los miembros de la sociedad. Engels, advertía una tendencia hacia la rectoría del Estado sobre la economía nacional, como algo inevitable, una transición obligada hacia una forma de capitalismo de Estado.
La presencia económica y social de un aparato burocrático, fuerte, centralizado y social es un elemento constitutivo básico en la modernización capitalista, cuyas políticas estatales han afectado los mecanismos, modalidades y tasas de acumulación de capital, y los mecanismos de distribución de los frutos del progreso técnico contenido en la industria.
Causas de la intervención estatal.A lo largo del proceso de consolidación del capitalismo, ocurrió una transición compleja y con cambios profundos: la universalización del intercambio mercantil de mercancías, tierra, trabajo y capital; la formación y organización de estos mercados necesitaban de un fuerte apuntalamiento normativo para funcionar en forma adecuada. Es así como surge la organización estatal como el centro de gravedad de la remodelación de las nuevas relaciones entre las clases y los grupos sociales.
Organización y comportamiento del mercado: el mercado es una suma de racionalidades individuales no preocupadas por enfrentar los problemas de conjunto y de largo plazo del sistema. Desde la perspectiva del sistema es importante la rentabilidad, pero sobre todo crear las condiciones que la estabilicen a través de la construcción de infraestructura básica y de la producción de bienes públicos; de ahí la necesidad del Estado. El mercado no deja de tener su carácter atomizado en la toma de decisiones, menos aún en cuando las estructuras oligopólicas son dominantes y sus decisiones no garantizan una estrategia adecuada a las necesidades de la industrialización. En estas condiciones, se requiere de una instancia dotada de capacidad para organizar como un "actor colectivo" el sistema de relaciones económicas.
Distribución de los frutos del progreso técnico: en este aspecto la necesidad del Estado es significativa si consideramos la tendencia inherente a la concentración social y territorial de la riqueza. Los mecanismos por si solos acentúan la desigualdad y por ello requieren de intervenciones normativas que contrarresten esas tendencias que pueden hacer peligrar la continuidad del desarrollo.
Objetivos.
La intervención del Estado puede ser orientativa, en el sentido que incentiva a la economía privada, para que ésta realice determinadas acciones. La acción del sector público sobre la economía puede tomar la forma de regulación de los distintos procesos económicos, mediante la actividad legislativa conforme el marco institucional dentro del que se desarrolla la producción, el comercio y las finanzas o mediante la manipulación y control de las variables económicas significativas que guían la iniciativa privada, a través de la política fiscal, monetaria o comercial. Así mismo, la intervención estatal puede realizarse a través de la intervención directa del sector público en la actividad económica.
A lo largo la historia moderna el papel del Estado ha sido de diversas maneras:
Se desarrollaba el papel del Estado como gerente social de la igualdad de oportunidades, creando la estructura económica de una sociedad de bienestar que proporciona educación, sanidad y protección, mediante la generación de los subsidios y pensiones a todos los ciudadanos.
El Estado interviene en la economía para corregir situaciones de crisis originadas por la expansión de la gran industria en el siglo XIX.
Así como ha jugado diversos papeles, también ha tenido diversos objetivos, algunos de estos han sido:
La intervención del Estado tiene como finalidad aumentar el gasto público e incrementar los impuestos en una cantidad igual, es decir; sin crear un déficit público, sin aumentar la deuda pública y al mismo tiempo, generando un efecto positivo sobre el producto y el empleo. En una situación de elevado desempleo, la política económica es capaz de reactivar la producción y el empleo manteniendo finanzas públicas "sanas".
Fortalecimiento del Estado mediante las nacionalizaciones y expropiaciones de empresas; lo cual dio comienzo a la formación del sector público en los sectores claves de la economía.
El Estado debe poner orden en la economía, reorientar las políticas y adoptar medidas para reactivar las economías, salvaguardando el interés y la seguridad nacional.
El Estado crea formas institucionales que no se reducen a garantizar la maximización de la rentabilidad o a evitar la violencia en el enfrentamiento de los intereses contrarios en el seno de la sociedad, sino que reconoce la mayor complejidad social y la necesidad de establecer causes institucionales para disminuir el potencial desorganizador del desarrollo.
El Estado debe ser agente de cambio social y transformación económica. Para ello requiere de un aparato burocrático que funcione fluidamente.
A través de la empresa pública, el Estado se vuelve en sí mismo un agente de la acumulación de capital, protagonista directo en la producción, distribución y financiamiento.
El objetivo primordial de la intervención estatal se basa en el apoyo a las inversiones privadas y a la creación de infraestructura asumiendo los riesgos y promoviendo nuevas áreas de inversión.
Propiciar la participación de los diversos grupos sociales en el desarrollo, mediante la elaboración de la política económica en la cual se relacionen aspectos políticos y económicos, ya que dicha política se enfrenta permanentemente a la necesidad de regular un sistema que atienda a la inestabilidad económica, social y política. La política económica es el resultado de conflictos entre grupos y clases que tienden a consolidar, crear o disolver equilibrios político-sociales en el campo económico. Los objetivos de la política económica deben expresar los intereses substantivos de los grupos dominantes, pero también deben considerar los intereses de los grupos dominados para garantizar consenso y justificación.
Institucionalizar los procesos de política económica aprobando: objetivos, aplicando instrumentos, organizando instituciones, evaluando las acciones aplicadas, y estableciendo compromisos entre diferentes grupos sociales para procurar el equilibrio.
Planificación e intervención del estadoEl origen de la planificación en una economía de mercado debe explicarse con relación a la intervención estatal en la economía. La constante presencia estatal en la economía no se reduce sólo al aspecto legal, a las condiciones generales que permiten el libre intercambio, sino que también contempla acciones de acumulación, distributivas e inclusive productivas, ya sea por una presencia directa del Estado como productor o través de un arsenal de instrumentos, procedimientos, normas y políticas que regulan y ordenan la actividad individual.
Al Estado se ha intentado caracterizarlo mediante rasgos tales como la monopolización del poder, de la coacción física y como una instancia de administración centralizada y racionalizada, que actúa dentro de un ámbito territorial definido. Sin embargo en éstos intentos de exclusión o disminución de la importancia de la economía estatal no se puede ocultar el papel evidente que el Estado juega en la economía.
El Estado tiene dos rasgos característicos: uno interno y otro externo.
El aspecto interno resalta la constitución del Estado moderno como un proceso de diferenciación y separación de los poderes sociales ( ejecutivo, legislativo y judicial ), que surge del producto de la universalización de las relaciones mercantiles y de la formación de un sistema económico basado en la iniciativa individual, actividad que encuentra en el mercado su único instrumento regulador.
El Estado organiza las condiciones bajo las cuales los ciudadanos, en su calidad de personas privadas efectúan intercambios dando sustento al proceso productivo destinado a la satisfacción de las necesidades sociales. El Estado desarrolla y garantiza el derecho privado, el mecanismo del dinero, la infraestructura, etc.; proporciona las premisas existenciales de un proceso económico guiado únicamente por el lucro individual, pero que se legitima, sin embargo, en tanto satisface las necesidades sociales.
El aspecto externo del Estado moderno está relacionado con la forma histórica de su origen. El estado nacional surge a mediados del siglo XVI como un sistema de Estados que surgen a partir de las relaciones que se derivan del establecimiento de una economía global y del tipo de las relaciones pertinentes, que van conformando un mercado mundial.
La emergencia del Estado nacional ocurrió como un proceso sin planeación y sin el apoyo de una ideología común, sino como respuesta frente a tres situaciones que exigían la creación de estructuras institucionales capaces de conformar una voluntad unitaria superior a los intereses particulares. Estas situaciones son: los cambios de escala de la sociedad; las consecuencias de los cambios realizados en las distintas formaciones políticas y la lógica de la reproducción del sistema, en su conjunto.
Los cambios de escala de la sociedad; determinados tanto por las formas de inserción de su economía a la economía mundial, como por los efectos ocasionados en la vida social debido a los acelerados cambios ocurridos en la ciencia y en la tecnología, los que su vez determinan el volumen, la intensidad y los ritmos de la acumulación, junto con el tamaño del excedente de que dispone la sociedad.
En lo que se refiere a los cambios observados en las formaciones políticas, éstos son particularmente evidentes en época de grandes crisis económicas; como ejemplo tenemos la crisis de los años treinta y la actual. Los estragos sociales que de la depresión económica de 1930 movilizaron a grandes sociales, lo cual dio lugar a importantes modificaciones en las tareas del Estado, ya que éste a partir de una cierta modificación de las pautas de distribución para eliminar la extrema pobreza y asegurar de alguna manera las condiciones generales de estabilidad y de equilibrio económico, tuvo que aprender a la subsistencia de dichos sectores para prevenir los peligros de una transformación radical, surgiendo así el estado de Bienestar.
En la teoría económica, el surgimiento y consolidación del Estado de Bienestar se explica a través del sistema keynesiano. Keynes inicia su análisis a partir de la constatación de que el desequilibrio del sistema, en época de crisis, no puede ser superado por los mecanismos autorreguladores del mercado. Por tanto la situación de un pleno uso de los factores productivos es virtualmente imposible. En las economías de mercado disminuyen los estímulos de inversión y la propensión al consumo, con lo que se determina una reducción de la demanda global y, por ende, se origina la falta de oportunidades con respecto a la utilización plena de los factores productivos.
La demanda efectiva es la cantidad del ingreso gastada en consumo e inversión, cuando ésta es inferior al nivel del ingreso nacional, significa que una parte del ingreso nacional ha sido atesorado, existiendo un ahorro susceptible de ser transformado en inversiones reales y en consumo.
Sustento teórico.
Keynes.Keynes concede al Estado un papel central en la determinación del nivel de actividad económica (y del empleo) de los países. El contexto económico del período de entreguerras dentro del cual hace su aparición el planteamiento de Keynes, se caracterizó por un severo estancamiento económico de la Gran Bretaña, que había sido hasta entonces la gran potencia económica y militar del mundo, sufriendo tasas de desempleo que se mantuvieron persistentemente por encima del 10% entre 1920 y 1940. Por otra parte la potencia económica y militar emergente, Estados Unidos de América, debió soportar en los primeros años de la década de los treinta una crisis económica cuya tasa de desempleo llegó a ser del 25% en 1933. Dicha crisis abarcó a otros países industrializados como Alemania, Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca, Noruega y Australia cuya característica fueron las altas tasas de desempleo. El periodo de entreguerras se caracterizó por la deflación, desempleo masivo y un movimiento obrero fatigado. Estos elementos contextuales permiten entender la política económica de Keynes, en la cual la intervención del Estado en la economía está determinada por la volatilidad de las expectativas, y por lo tanto de la inestabilidad que tiene la conducta del sector privado de la economía.
Podemos concluir que ( según Keynes) para lograr el retorno del equilibrio y mantener una plena ocupación, es necesaria la intervención del Estado, ya que es éste quien puede mantener el nivel del gasto y de la inversión, ya sea controlando las tasas de interés mediante una adecuada política monetaria y crediticia y, ejercitando un control en los tipos de inversión. de este modo el Estado puede intervenir sobre la propensión al consumo aumentando el poder de compra de los sectores más pobres, a través de pensiones y subsidios, o bien, a través de una política impositiva que favorezca los ingresos mínimos.
Keynes sintetiza en dos problemas fundamentales que las economías deben resolver:
1. La manutención de la tasa de ganancias. donde surge un conflicto entre las ganancias y los salarios. Con la famosa distinción entre salarios nominales y salarios reales, Keynes propone la manutención de las ganancias a través de ajustes en el salario real, ajustes a efectuar por medio de maniobras monetarias.
2. Por otra parte para visualizar el conflicto entre las tasas de interés y las de ganancias, debemos recordar la situación que se presenta cuando el aumento de la liquidez, de los medios monetarios destinados al crédito o al ahorro, provoca una caída a la tasa de interés. Esto da como resultado en relación a una tasa de ganancias determinada, un considerable estímulo a la inversión. Sin embargo, ésta situación en la economía contemporánea no se consigue tan fácilmente ya sea porque la tasa de interés depende de la actividad financiera del gobierno, de los bancos centrales y de las grandes corporaciones, o bien, ya sea porque es necesario contar con una preferencia a la liquidez, esto con el deseo de los poseedores de los recursos de inversión de conservarlos en sus varias formas monetarias.
En su análisis Keynes se detiene en los problemas de corto plazo, asumiendo como dados la capacidad y el volumen existente de las fuerzas de trabajo disponible y la calidad y cantidad existente y disponible de bienes de capital, recursos tecnológicos y estructura social. Se requiere examinar cuáles son las condiciones que determinan aquel nivel de utilización del aparato productivo que asegure el objetivo de alcanzar la máxima utilización y ocupación.
En éste análisis Keynes logra una fusión del aspecto real con el aspecto monetario, que en periodos breves influye fuertemente sobre el proceso económico real a través del conjunto de relaciones presentadas por la cantidad de moneda y el nivel de la tasa de interés, que son maniobradas por las autoridades gubernamentales a fin de recuperar y asegurar las condiciones del equilibrio general.
A partir de esta nueva forma de integración y análisis de los fenómenos económicos se han desarrollado una serie de categoría, que posibilitan el análisis global de la actividad económica, surgiendo así la macroeconomía.
Definiéndose ésta como la rama de la economía política que busca explicar el funcionamiento de un sistema económico en su conjunto, aislando, identificando y midiendo los fenómenos que contribuyan a determinar la producción y la ocupación de todo el sistema y sus variaciones.
Esta nueva propuesta metodológica tiende a privilegiar el análisis de las mutaciones cuantitativas por sobre las cualitativas; por ello permite un análisis más preciso de los fenómenos y el descubrimiento de los llamados comportamientos de las masas y de las relaciones entre los fenómenos. Se conforman de esta manera las macro variables definidas en función de la comprensión de los grandes problemas. El análisis siempre estará referido a objetivos concretos de política económica, tales como la ocupación plena, la tasa de incremento del ingreso, etc.
En los problemas de mantener y lograr la reproducción del poder socioeconómico y político de determinadas estructuras, cuestión que en las sociedades democráticas está relacionada con los problemas de obtención del consenso y de legitimidad. De aquí se deriva una competencia general del Estado en lo relativo a las deficiencias económicas, así como la presunción generalizada de una incumbencia estatal en lo concerniente a la superación de tales deficiencias. De esta manera el Estado, a través de las autoridades gubernamentales, se compromete programáticamente a mantener en límites aceptables las secuelas funcionales del mercado.
Existen tres grandes complejos funcionales por medio de los cuales se mide la eficiencia de un gobierno:
Las interrupciones coyunturales del proceso de acumulación.
Los costos externos ó deseconomías de una producción privada incapaz de solucionar los problemas por ella misma generados.
Los problemas de distribución desigual del ingreso y de la riqueza.
Para posibilitar la actuación del Estado sobre éstos tres complejos funcionales se clasifican en dos categorías principales: una indirecta, por medio de medidas de política económica; y una intervención directa, mediante la adquisición por parte del Estado, de la propiedad de medios de producción y la gestión de empresas productivas y de servicios.
Las intervenciones realizadas mediante la política económica pueden ser clasificadas en las siguientes acciones:
Estimular la inversión y recobrar el equilibrio entre el ahorro e inversión, asegurando la plena utilización de los factores productivos.
Sostenimiento de los niveles de precios, para asegurar la rentabilidad a los sectores y empresas en crisis.
Sostenimiento de los niveles de consumo de los productos finales que constituyen parte preponderante de la demanda efectiva.
Reducción de los costos de producción, ya sea a través de la fijación de salarios, de insumos subsidiados o de establecimiento de créditos blandos, de modo de elevar las tasas de ganancias en aquellos sectores deprimidos que no respondan a las señales del mercado eficientemente.
Estimular las exportaciones de bienes y de capitales.
En cuanto a la intervención directa, ésta asume una serie de formas entre las cuales se destacan las siguientes acciones:
Producción de bienes y servicios. Divididas de acuerdo a su naturaleza difícilmente pueden realizar los particulares las cuales han sido encomendadas la Estado, y las que se realizan en forma alternativa o paralela al sector privado.
Acciones de Acumulación. Originadas mediante la inversión productiva directa del sector público, o través de acciones de inversión en infraestructura destinadas a facilitar el desarrollo de las actividades privadas, las que constituyen economías externas.
Acciones de Financiamiento. Se dividen en aquéllas actividades destinadas a asegurar los recursos que el Estado requiere para su actividad como productor, o las acciones que buscan mejorar las condiciones de crédito a los agentes privados, a fin de estimular la inversión en los sectores señalados como prioritarios
Kalecki
Keynes y Kalecki fueron contemporáneos, y en esencias, sus teorías tienen muchas similitudes, pese a que Kalecki basó su estudio en Carlos Marx y Keynes la basa en los clásicos de la economía, pero a su vez tienen diferencias importantes también; en cuanto a la intervención del Estado en la economía Kalecki está a favor de esta, ya que para él el Estado funciona como un promotor del consumo. Es importante aclarar que para Kalecki a diferencia de Keynes el consumo lo divide en consumo de los trabajadores y consumo de los capitalistas, así que la inversión pública se va directamente al fomento de dicho consumo de los trabajadores, esto inevitablemente trae beneficio a los capitalistas.
Ya desde la década de los treinta Michael Kalecki sostenía: " la expansión del equipo capital, es decir, el incremento de la riqueza nacional trae consigo la depresión, en el curso de la cual se demuestra que la riqueza adicional sólo tiene carácter potencial. Esto se debe a que una parte considerable del equipo capital está ocioso y sólo vuelve ha ser útil en la siguiente fase de alza". Esta afirmación arroja alguna luz sobre el problema de la intervención anticrisis del gobierno por medio de la inversión pública ". Si actualizamos lo dicho por Kalecki hace décadas, tenemos que sostener que en el momento actual el incremento de la riqueza es mundial y no sólo nacional, persisten la depresión y el auge por lo tanto, esa riqueza adicional mantiene su carácter potencial, pues es claro que parte de ella, sobre todo en la depresión, se desperdicia.
Kalecki escribe que los gobiernos debían de intervenir para contrarrestar la crisis, encontramos que actualmente ha cambiado la estrategia, pues más bien reducen la inversión pública ya que la anterior política basada en el gasto público deficitario ha dejado de jugar el papel motor para la salida de la depresión. Lo que no ha cambiado, siguiendo con el anterior autor es que los capitalistas se siguen moviendo bajo los mismos principios: " Es así como los capitalistas en su conjunto determinan sus propios beneficios por medio de la magnitud de su inversión y de su consumo personal. En cierto modo son los `forjadores de su propio destino' pero la manera como lo forjan está determinada por factores objetivos, por lo que en definitiva, las fluctuaciones de los beneficios son inevitables ".
Kalecki pone el acento básicamente en los aspectos objetivos sin dejar de tener su parte los aspectos subjetivos Las fluctuaciones que él señala de los beneficios efectivamente son inevitables. En el sistema capitalista son los empresarios los forjadores no sólo de su propio destino sino del conjunto de la sociedad. En tanto los trabajadores, de lo anterior se desprende, que mucho más ahora que antes, son sujetos pasivos de la historia, que hoy se escribe día con día en el marco de la globalización. Y ya sobre estos aspectos de la inversión y sus efectos, para Kalecki, según la señora Joan Robinson un hecho cierto es y ello nos permitirá explicarnos las crisis en el momento actual que: " la aceleración del ritmo de inversión real no puede durar indefinidamente.
Cuando el ritmo de inversión deja de crecer, el nivel de beneficios corrientes deja de aumentar. Pero el volumen de capacidad productiva que compite para vender sigue creciendo de modo continuo. Por esta razón el tipo de beneficio deja de crecer con lo que el auge llega a su fin. La prosperidad no puede durar siempre, la tragedia de la inversión es que provoca la crisis precisamente porque es útil ". Kalecki, acababa su razonamiento con una frase " sin duda, mucha gente considerará que esta teoría es paradójica. Pero no es la teoría la que es paradójica sino su objeto la economía capitalista ". Es en este esfuerzo de abstracción kaleckiano, donde se resume el desarrollo real de la economía capitalista que hoy a nivel mundial sigue las mismas pautas, pues si bien el ritmo de inversión puede dejar de crecer, la misma capacidad productiva instalada sigue produciendo en forma creciente aunque llegado un momento los beneficios disminuyan, porque la paradoja es, de acuerdo con Kalecki, el que en la economía capitalista al crecer la inversión crecen los beneficios, pero, llegado un momento, ese creciente volumen de producción deja de venderse en parte con lo que como consecuencia decrecen los beneficios y el auge termina. Las razones que determinan la inversión del capitalista son las que al mismo tiempo permitiendo el auge llevan posteriormente al sistema a la crisis.
Más adelante para redondear estas ideas Kalecki escribió "... cuando la producción de bienes de inversión aumenta la producción agregada se incrementa en la misma cantidad pero, además, hay un incremento adicional debido a la demanda de bienes de consumo realizada por los nuevos trabajadores incorporados a las industrias de bienes de inversión. El consiguiente aumento del empleo en las industrias de bienes de consumo lleva a un mayor incremento de la demanda de bienes de consumo. Los niveles de producción agregada y de beneficio de unidad out put se irán elevando hasta el punto en que el incremento de los beneficios reales se igualen al incremento de la producción de bienes de inversión ". Sólo que ahora habría que señalar que nos encontramos con las siguientes paradojas agregadas a la que ya señalaba Kalecki, pues si bien puede haber un incremento adicional de la inversión los trabajadores que se incorporan al proceso productivo lo hacen proporcionalmente en menor número. Esto significa que se incrementa la producción de bienes y servicios desplazando mano de obra por lo que las industrias de bienes de consumo se enfrentan justamente a la disminución de la demanda de bienes. Aunque sigue vigente la observación de Kalecki, pues en el auge se eleva el nivel de producción hasta el momento en que los beneficios reales que reporta se igualan al incremento de la producción de bienes de inversión, punto en el cual se seguirá elevando la producción al haber incremento de bienes de inversión porque ya ahora la producción agregada no traerá una demanda agregada sino más bien oferta que no encuentra salida, esto es, no se realiza parte de ella y por ello caerán los beneficios.
Las tareas económicas del estado nación en la globalización.
Globalización
La globalización puede definirse como la fase en que se encuentra el capitalismo a nivel mundial, caracterizada por la eliminación de las fronteras económicas que impiden la libre circulación de bienes servicios y, fundamentalmente, de capitales.
Algunas características de la globalización son: la intensificación de la competencia mundial por los mercados nacionales (macrocompetencia sustentada en la productividad); el aumento en el volumen y valor del comercio mundial de bienes y servicios –particularmente de servicios financieros -; la creciente parcialización del proceso productivo en economías de escala y alcance, principalmente en las zonas económicas especiales; crecientes flujos de migración internacional, la aceleración de los flujos de capitales entre los países del orbe; la revolución de las telecomunicaciones y el avance científico y tecnológico de las economías desarrolladas y las grandes corporaciones transnacionales.
La globalización también implica un aumento de la competitividad internacional en niveles jamás pensados y una reorganización de la producción mundial patrocinada por las empresas multinacionales, lo que representa un nuevo espacio para el imperio del libre mercado y que significa: por una parte, una mejor asignación y el aumento de la eficiencia de la producción; por otra, una pérdida de la autonomía de los Estados nacionales (que no debe ser confundida con la crisis del Estado) y también, la concentración del ingreso entre países más o menos competitivos, y entre ciudadanos de un mismo país, cuando la importación de bienes de alto contenido de mano de obra barata rebaja los salarios de los trabajadores locales.
El estado a lo largo de las diferentes etapas del capitalismoEl tema de la globalización se puso de moda nuevamente hace ya más de una década, como resultado de dos factores. El primero es su evidente impacto sobre el funcionamiento de los mercados y la eficacia de las políticas públicas. El segundo es su utilidad para formular diagnósticos sobre el cambiante equilibrio de la relación entre Estado y mercado. Así a lo largo de la historia podemos ver cual ha sido el papel que ha jugado el Estado. En el capitalismo mercantilista de los siglos diecisiete y dieciocho prevaleció el Estado patrimonialista, caracterizado por la confusión entre el patrimonio del príncipe y el del Estado. En el capitalismo competitivo del siglo diecinueve fue dominante el Estado liberal, garante de la propiedad y de los contratos: productor apenas de bienes estrictamente públicos. En el capitalismo monopolista de este siglo el Estado social burocrático asumió tres formas: el Estado benefactor, en los países desarrollados; el Estado desarrollista, en los países subdesarrollados; y el Estado burocrático en los países estatistas. Estas tres formas tuvieron en común tres rasgos que justifican su carácter social y burocrático: el compromiso con los derechos sociales, la responsabilidad por el desarrollo económico del país y la ejecución directa de las nuevas tareas consiguientes a través de la contratación de burócratas.
El Estado del siglo veintiuno no podrá ser la repetición del estado liberal del siglo diecinueve, la relación que se establezca entre el Estado y el mercado debe ser cada vez más complementaria, a medida que se vayan revelando los sectores en los que cada uno es más eficiente. El Estado del capitalismo globalizado será un Estado social-liberal, será social porque seguirá siendo responsable de la protección de los derechos sociales en materia de educación, salud y previsión básica; será liberal porque realizará estas tareas de forma mucho más competitiva, dejando de ofrecer a la burocracia estatal el monopolio de las partidas presupuestarias para la educación, la salud y la cultura. La construcción de obras de infraestructura será tercerizada; las empresas productoras de bienes serán privatizadas y las empresas productoras de servicios públicos serán objeto de concesiones a empresas privadas.
El Estado social-liberal será financiador y no productor de los servicios sociales no exclusivos del estado, que el mercado no puede remunerar adecuadamente en función de las economías externas que generan, será complementario del mercado y no sustitutivo del mercado. No producirá bines ni servicios, ni concentrará su política económica en proteger el mercado nacional, pero desempeñará un papel importante en la competitividad externa del país.
Haciendo una revisión de los últimos sesenta años puede notarse que la presencia del Estado en el desarrollo se ha extendido en mayor o en menor grado por todos los países del mundo; sobre todo a partir de la Gran Depresión y la segunda posguerra. Sin embargo, el principal elemento que parece explicar la acción estatal es la insuficiencia de los mecanismos del mercado para garantizar por sí solo el desarrollo más o menos equilibrado y sostenido a largo plazo; además de que existe la necesidad de garantizar la cohesión y estabilidad sociopolítica de la sociedad y la economía, pues éstas dejadas en libertad tienden a desorganizarse.
A lo largo del siglo veinte, la experiencia histórica muestra que el Estado ha buscado la manera de atender un amplio espectro de objetivos nacionales, entre los que se encuentran:
Propiciar y estimular las condiciones favorables para el crecimiento;
Garantizar la permanencia y fluidez de un orden jurídico, administrativo e institucional acorde con las necesidades de la producción,
Actuar como una instancia de mediación y negociación dentro de los conflictos sociales y políticos, Establecer los mecanismos que garanticen una más rápida y adecuada integración a la economía globalizada.
A partir de este siglo, el Estado será el agente activo que desarrollará mecanismos de coordinación y planeación del desarrollo; tendrá una participación dinámica en la administración de la producción y el mercado, previendo y adelantándose a los cambios del ciclo económico.
En el caso de las economías de menor desarrollo, como México, el Estado se desenvuelve en condiciones sociales y económicas más atrasadas, por lo que es necesaria una intervención más intensa sobre todo en aquellos ámbitos que exigían la modernización económica y social: el impulso de la industrialización, la reforma agraria y la actualización fiscal y financiera dentro de un contexto de competencia internacional.
Se debe enfatizar que la política sirve fundamentalmente para profundizar el modelo de desarrollo o los cambios que se hagan dentro de él. Y todo esto nos lleva directamente a plantear la siguiente aseveración: si el Estado, en la actual época y dentro del sistema capitalista, atiende las demandas de los necesitados (o deja de hacerlo), el gobierno presentará tal hecho como un fin y no como un medio, cuando en realidad para el sistema resulta justamente lo contrario; es decir se atienden esas demandas ya sea porque el sector privado hace negociaciones o bien, porque de esa forma se asegura la estabilidad política sin la cual el sistema se vería en problemas que afectarían a todos los órdenes sociales, y al aspecto económico.
Es claro que en determinados niveles en el desarrollo de las fuerzas productivas, las relaciones sociales de producción tienen que ajustarse, cambiar; pero si esta contradicción no se resuelve, la inestabilidad puede desembocar en vastos movimientos sociales que buscarán un nuevo equilibrio entre los objetivos de los grupos sociales.
El Estado es juez y parte; en realidad es instrumento de una clase, pero tiene relativa independencia, de ella. En el marco de la globalización de la economía a nivel mundial esta relativa independencia se reduce sensiblemente. Aunque en esencia no cambia, a medida que se transforman las condiciones de la sociedad, el aparato estatal se ve obligado a reformarse. El aparato del estado se presenta como un juez imparcial, aunque su práctica cotidiana le desmiente.
La relativa independencia que tiene con respecto del sector económicamente dominante, es el motivo de los antagonismos que surgen entre ambos, pero cuando esto sucede no busca un cambio estructural, ya que sus diferencias con el capital son de forma y no de fondo. De forma, porque tanto uno como otro buscan que las relaciones de producción capitalistas no se detengan; difieren en los medios, no en los fines.
Funciones fundamentales
-Mejorar la calidad y la disponibilidad de los recursos de uso general para el negocio: sistema de carreteras, telecomunicaciones, puertos, aeropuertos, la infraestructura legal del comercio y el servicio a clientes; es decir el gobierno debe asegurarse de que el país esté en un nivel alto y de mejoramiento en cuanto a la infraestructura y la mano de obra.
-Crear un sistema de reglas e incentivos que fomente el progreso; es decir se deben fijar cuidadosamente todos los incentivos, todas las regulaciones y la manera en que los impuestos trabajan, para asegurar que el progreso sea promovido por el clima de la economía para la industria.
-Facilitar el proceso por el que las agrupaciones se desarrollan ya que estas son el motor del desarrollo económico, fomentando así la especialización, el entrenamiento, la investigación y la infraestructura.
-Crear y divulgar una clara visión económica para el país.
En los aspectos económicos, el proceso de globalización se ha reflejado principalmente en la disminución de la "distancia económica", que ha permitido aprovechar las oportunidades de arbitraje en los mercados de bienes, servicios y factores, disminuyendo la importancia de la geografía y la efectividad de las políticas.
También se expresa en la creciente segmentación de la producción a nivel internacional, por la cual las empresas transnacionales ubican sus unidades productivas donde los factores les permitan alcanzar una mayor competitividad y rentabilidad global. Este fenómeno corre parejo con un proceso, aparentemente contradictorio, de concentración de la propiedad de los circuitos productivos y financieros en grandes conglomerados -lo que está dando lugar a una estructura oligopólica de dimensiones inéditas- y, por consiguiente, de las decisiones económicas a escala planetaria. Esto, a su vez, ha significado una intensificación del comercio intra-empresa, lo que implica también un cambio de gran importancia en la estructura del comercio internacional ya que, por su naturaleza, tiende a escapar de las reglas que rigen el mercado y la libre competencia.
La globalización puede definirse como la fase en que se encuentra el capitalismo a nivel mundial, caracterizada por la eliminación de las fronteras económicas que impiden la libre circulación de bienes servicios y, fundamentalmente, de capitales.
Algunas características de la globalización son: la intensificación de la competencia mundial por los mercados nacionales (macrocompetencia sustentada en la productividad); el aumento en el volumen y valor del comercio mundial de bienes y servicios –particularmente de servicios financieros -; la creciente parcialización del proceso productivo en economías de escala y alcance, principalmente en las zonas económicas especiales; crecientes flujos de migración internacional, la aceleración de los flujos de capitales entre los países del orbe; la revolución de las telecomunicaciones y el avance científico y tecnológico de las economías desarrolladas y las grandes corporaciones transnacionales.
La globalización también implica un aumento de la competitividad internacional en niveles jamás pensados y una reorganización de la producción mundial patrocinada por las empresas multinacionales, lo que representa un nuevo espacio para el imperio del libre mercado y que significa: por una parte, una mejor asignación y el aumento de la eficiencia de la producción; por otra, una pérdida de la autonomía de los Estados nacionales (que no debe ser confundida con la crisis del Estado) y también, la concentración del ingreso entre países más o menos competitivos, y entre ciudadanos de un mismo país, cuando la importación de bienes de alto contenido de mano de obra barata rebaja los salarios de los trabajadores locales.
El estado a lo largo de las diferentes etapas del capitalismoEl tema de la globalización se puso de moda nuevamente hace ya más de una década, como resultado de dos factores. El primero es su evidente impacto sobre el funcionamiento de los mercados y la eficacia de las políticas públicas. El segundo es su utilidad para formular diagnósticos sobre el cambiante equilibrio de la relación entre Estado y mercado. Así a lo largo de la historia podemos ver cual ha sido el papel que ha jugado el Estado. En el capitalismo mercantilista de los siglos diecisiete y dieciocho prevaleció el Estado patrimonialista, caracterizado por la confusión entre el patrimonio del príncipe y el del Estado. En el capitalismo competitivo del siglo diecinueve fue dominante el Estado liberal, garante de la propiedad y de los contratos: productor apenas de bienes estrictamente públicos. En el capitalismo monopolista de este siglo el Estado social burocrático asumió tres formas: el Estado benefactor, en los países desarrollados; el Estado desarrollista, en los países subdesarrollados; y el Estado burocrático en los países estatistas. Estas tres formas tuvieron en común tres rasgos que justifican su carácter social y burocrático: el compromiso con los derechos sociales, la responsabilidad por el desarrollo económico del país y la ejecución directa de las nuevas tareas consiguientes a través de la contratación de burócratas.
El Estado del siglo veintiuno no podrá ser la repetición del estado liberal del siglo diecinueve, la relación que se establezca entre el Estado y el mercado debe ser cada vez más complementaria, a medida que se vayan revelando los sectores en los que cada uno es más eficiente. El Estado del capitalismo globalizado será un Estado social-liberal, será social porque seguirá siendo responsable de la protección de los derechos sociales en materia de educación, salud y previsión básica; será liberal porque realizará estas tareas de forma mucho más competitiva, dejando de ofrecer a la burocracia estatal el monopolio de las partidas presupuestarias para la educación, la salud y la cultura. La construcción de obras de infraestructura será tercerizada; las empresas productoras de bienes serán privatizadas y las empresas productoras de servicios públicos serán objeto de concesiones a empresas privadas.
El Estado social-liberal será financiador y no productor de los servicios sociales no exclusivos del estado, que el mercado no puede remunerar adecuadamente en función de las economías externas que generan, será complementario del mercado y no sustitutivo del mercado. No producirá bines ni servicios, ni concentrará su política económica en proteger el mercado nacional, pero desempeñará un papel importante en la competitividad externa del país.
Haciendo una revisión de los últimos sesenta años puede notarse que la presencia del Estado en el desarrollo se ha extendido en mayor o en menor grado por todos los países del mundo; sobre todo a partir de la Gran Depresión y la segunda posguerra. Sin embargo, el principal elemento que parece explicar la acción estatal es la insuficiencia de los mecanismos del mercado para garantizar por sí solo el desarrollo más o menos equilibrado y sostenido a largo plazo; además de que existe la necesidad de garantizar la cohesión y estabilidad sociopolítica de la sociedad y la economía, pues éstas dejadas en libertad tienden a desorganizarse.
A lo largo del siglo veinte, la experiencia histórica muestra que el Estado ha buscado la manera de atender un amplio espectro de objetivos nacionales, entre los que se encuentran:
Propiciar y estimular las condiciones favorables para el crecimiento;
Garantizar la permanencia y fluidez de un orden jurídico, administrativo e institucional acorde con las necesidades de la producción,
Actuar como una instancia de mediación y negociación dentro de los conflictos sociales y políticos, Establecer los mecanismos que garanticen una más rápida y adecuada integración a la economía globalizada.
A partir de este siglo, el Estado será el agente activo que desarrollará mecanismos de coordinación y planeación del desarrollo; tendrá una participación dinámica en la administración de la producción y el mercado, previendo y adelantándose a los cambios del ciclo económico.
En el caso de las economías de menor desarrollo, como México, el Estado se desenvuelve en condiciones sociales y económicas más atrasadas, por lo que es necesaria una intervención más intensa sobre todo en aquellos ámbitos que exigían la modernización económica y social: el impulso de la industrialización, la reforma agraria y la actualización fiscal y financiera dentro de un contexto de competencia internacional.
Se debe enfatizar que la política sirve fundamentalmente para profundizar el modelo de desarrollo o los cambios que se hagan dentro de él. Y todo esto nos lleva directamente a plantear la siguiente aseveración: si el Estado, en la actual época y dentro del sistema capitalista, atiende las demandas de los necesitados (o deja de hacerlo), el gobierno presentará tal hecho como un fin y no como un medio, cuando en realidad para el sistema resulta justamente lo contrario; es decir se atienden esas demandas ya sea porque el sector privado hace negociaciones o bien, porque de esa forma se asegura la estabilidad política sin la cual el sistema se vería en problemas que afectarían a todos los órdenes sociales, y al aspecto económico.
Es claro que en determinados niveles en el desarrollo de las fuerzas productivas, las relaciones sociales de producción tienen que ajustarse, cambiar; pero si esta contradicción no se resuelve, la inestabilidad puede desembocar en vastos movimientos sociales que buscarán un nuevo equilibrio entre los objetivos de los grupos sociales.
El Estado es juez y parte; en realidad es instrumento de una clase, pero tiene relativa independencia, de ella. En el marco de la globalización de la economía a nivel mundial esta relativa independencia se reduce sensiblemente. Aunque en esencia no cambia, a medida que se transforman las condiciones de la sociedad, el aparato estatal se ve obligado a reformarse. El aparato del estado se presenta como un juez imparcial, aunque su práctica cotidiana le desmiente.
La relativa independencia que tiene con respecto del sector económicamente dominante, es el motivo de los antagonismos que surgen entre ambos, pero cuando esto sucede no busca un cambio estructural, ya que sus diferencias con el capital son de forma y no de fondo. De forma, porque tanto uno como otro buscan que las relaciones de producción capitalistas no se detengan; difieren en los medios, no en los fines.
Funciones fundamentales
-Mejorar la calidad y la disponibilidad de los recursos de uso general para el negocio: sistema de carreteras, telecomunicaciones, puertos, aeropuertos, la infraestructura legal del comercio y el servicio a clientes; es decir el gobierno debe asegurarse de que el país esté en un nivel alto y de mejoramiento en cuanto a la infraestructura y la mano de obra.
-Crear un sistema de reglas e incentivos que fomente el progreso; es decir se deben fijar cuidadosamente todos los incentivos, todas las regulaciones y la manera en que los impuestos trabajan, para asegurar que el progreso sea promovido por el clima de la economía para la industria.
-Facilitar el proceso por el que las agrupaciones se desarrollan ya que estas son el motor del desarrollo económico, fomentando así la especialización, el entrenamiento, la investigación y la infraestructura.
-Crear y divulgar una clara visión económica para el país.
En los aspectos económicos, el proceso de globalización se ha reflejado principalmente en la disminución de la "distancia económica", que ha permitido aprovechar las oportunidades de arbitraje en los mercados de bienes, servicios y factores, disminuyendo la importancia de la geografía y la efectividad de las políticas.
También se expresa en la creciente segmentación de la producción a nivel internacional, por la cual las empresas transnacionales ubican sus unidades productivas donde los factores les permitan alcanzar una mayor competitividad y rentabilidad global. Este fenómeno corre parejo con un proceso, aparentemente contradictorio, de concentración de la propiedad de los circuitos productivos y financieros en grandes conglomerados -lo que está dando lugar a una estructura oligopólica de dimensiones inéditas- y, por consiguiente, de las decisiones económicas a escala planetaria. Esto, a su vez, ha significado una intensificación del comercio intra-empresa, lo que implica también un cambio de gran importancia en la estructura del comercio internacional ya que, por su naturaleza, tiende a escapar de las reglas que rigen el mercado y la libre competencia.
29X29
ResponderEliminarLa crisis del 29X29 (29 de Octubre del 29) no tiene NADA que ver con la cris económica actual. EL presidente Hoover NO tomó ninguna medida, convencido de que la "mano invisible" de la economía arreglaría la situación. Esta secuencia de reacciones se parece, peligrosamente, a la que han elaborado algunos políticos a la hora de abordar este segundo año de la crisis moderna. Hasta ahora, los paralelismos con los años treinta se habían convertido en una suerte de letanía "la mayor caída bursátil desde la crisis del 29, la mayor inestabilidad financiera desde el crash...". Pero el mantra no ha evitado que en cuanto se ha superado la fase álgida de la recesión, identificada erróneamente con la marcha de los mercados bursátiles, se recojan velas y se apunte en la dirección que prolongó la crisis del 29.
Por suerte, varios puntos rompen la evolución simétrica de la historia. El New Deal, que llegó con el presidente Franklin D. Roosevelt en 1933 y sentó las verdaderas bases de la recuperación económica mundial, se ha puesto en marcha en la actual CRISIS a escasos meses del primer temblor del terremoto financiero. La coordinación internacional y el rápido desembolso de miles de millones de euros en ayudas públicas parecen haber cortado la primera fase de la recesión. La reacción rápida, y una economía globalizada, marcan la diferencia.
Marc De Zabaleta
Doctor en Economía